EL CURRÍCULO DE LA ESCUELA INTEGRADORA

Todo esto cobró mayor significado
a partir de la Declaración de Salamanca en 1994, donde se destacaba que, en
las escuelas integradoras todos los niños deben aprender juntos, haciendo caso
omiso de sus dificultades y diferencias. Éstas escuelas deben reconocer las
diferentes necesidades de sus alumnos y responder a ellas, adaptarse y
garantizar una enseñanza de calidad.
Así, no solo se consiguió usar
más el término necesidades educativas especiales y señalar con menos frecuencia
a las discapacidades en las escuelas, sino que el énfasis se trasladó hacia las
estrategias didácticas que en aquel momento fueron consideradas como las mejores
para acercar a estos alumnos al currículo general.
Entre estas estrategias se
encontraban distintas formas de adaptaciones y adecuaciones curriculares:
- Adecuaciones de acceso, como por ejemplo rampas de acceso, lenguaje por señas…
- Adecuaciones no significativas, modificaciones metodológicas y cuantitativas que no afectan a los niveles de rendimiento.
- Adecuaciones significativas, cambios en objetivos, metodología, contenidos y la evaluación (cuantitativos y cualitativos). Afecta al rendimiento.
- Adecuaciones de aceleración, enriquecimiento y agrupamiento, para complementar o ampliar el currículo, se relaciona con habilidades y talentos particulares de los estudiantes con necesidades especiales.
En la segunda mitad de la década
de los 90, ocurre una movilización de las ideas de la escuela integradora hacia
las propuestas de la educación inclusiva, ya que, según las asambleas de la UNESCO,
también absorbía a los grupos con o sin discapacidad que no habían podido
acceder a servicios educativos de calidad.
Rocio Torres Herrera
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