¿PROMESAS CUMPLIDAS O ESCEPTICISMO?

Cuando nuestros padres nos llevaban a infantil, lo hacían con la esperanza de que comenzáramos a formarnos y a que nos educaran para que fuéramos capaces de resolver los problemas de manera autónoma, adquiriéramos una serie de conocimientos y empleáramos un comportamiento adecuado que fuese respetado por la sociedad, para así, en un futuro cuando termináramos nuestra etapa educativa pudiéramos adquirir un buen empleo que esuviese remunerado y aceptado por el resto de personas. Eso no solo lo pensaba nuestra familia, sino que las propias instituciones educativas prometían y prometen que su alumnado, si continua los estudios hasta niveles superiores, obtendrá los mejores empleos.

Sin embargo, vivimos en uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que menor es la diferencia retributiva entre los que tienen educación superior y los que no, aunque la renta de estos últimos será menor. No obstante, la mayor diferencia es que el primero suele tener un trabajo más estable.

Atendiendo a la realidad, los centros educativos deben hacer frente a  la satisfacción inmediata que suele promover los medios de comunicación, teniendo en cuenta que no hace mucho tiempo, en el boom económico de España, se facilitó claramente el abandono escolar prematuro debido a las grandes ofertas de empleos que requerían baja cualificación. Así pues, a través de la educación pública se debe hacer ver que el conocimiento, la capacidad de reflexión, la autocrítica y el razonamiento, entre otros, son necesarios para combatir la sociedad de consumo a la que nos enfrentamos.

Para llevar a cabo medidas metodológicas que implique el desarrollo integral del alumnado y que capte su motivación hacia el estudio para la búsqueda de un mejor empleo, es necesario conocer las razones por la que este colectivo prefiere realizar trabajos de clase obrera. Para ello los términos penetración y limitación son claves:

La penetración se entiende:
  • Posición dentro de la sociedad de manera no individualista.
  • Captar contradicciones sociales (explotación, división social, etc.).
  • La cultura contraescolar presenta un escepticismo a los credenciales educativos (no está claro que los trabajos sean mejores conforme mayores niveles de estudios).
  • El modelo capitalista de división del trabajo es dominante en todos los sectores de empleo, por lo que la cultura contraescolar limita su esfuerzo de trabajo a lo básico y necesario, no a lo máximo que pueda ofrecer.
  • El comportamiento de esta cultura refuerza la solidaridad del grupo y rechaza la competitividad, teniendo que destruir las clases en la sociedad para que se produzca una movilidad en la misma.

Dentro de las principales limitaciones se encuentran las siguientes:
  • Impide o dificulta la transformación social.
  • Si se rechaza la escuela, se rechaza la actividad intelectual, facilitando la dominación de clase.
  • Los grupos anti-escuelas rechazan los empleos con connotaciones femeninas y cualquiera donde no se necesite la fuerza física.

Es necesario conocer que no todas las personas prefieren los beneficios del trabajo no manual, pero ¿A costa de qué?

No debemos olvidar, que esta creación de grupos anti-escuelas, puede cambiar, y de hecho cambia cuando los estudiantes se sienten corresponsables de su aprendizaje, manteniendo un clima democrático del aula y no dictatorial, donde el docente no se vea como una persona muy lejana al entorno estudiantil. Para ello se realizan diferentes técnicas de aprendizaje que se verán en próximas entradas, como puede ser los grupos interactivos, la presencia de dos docentes en un mismo aula, lecturas dialógicas, entre otros. 


María Jesús Velázquez- 

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