EL PODER DEL PROFESORADO
El sistema educativo, según Feito (2010), convierte el sector estudiantil en un simple rebaño que hace y que se dirige hacia donde su dueño le manda, como si no hubiese otras alternativas. Los estudiantes no están pensando, ni intentando indagar sobre temas de interés, no se le está ayudando a ser creativos ni se le está inculcando esa actitud curiosa. Quizás tampoco interese. Parece ser, que a todos aquellos y aquellas que quieren desviarse un poco, llevando su imaginación algo más allá de los contenidos teóricos que se imparten en el aula, son inhibidos. Sin embargo, se puede observar una actitud positiva por parte de ciertos docentes hacia aquellos alumnos “destacables” que obedecen al pie de la letra lo que dicen, y que además no experimentan otras sensaciones diferentes a las que el docente considera oportunas.
Hay algunos estudios, citados por Feito (2010) en su capítulo
4, La vida en las aulas, que
demuestran que los institutos de educación secundaria agrupan al alumnado según
su nivel intelectual y su comportamiento, con el fin de que puedan avanzar a “su
ritmo” y “no interfieran negativamente” sobre los más “inteligentes”. No creo
ni mucho menos que sea la mejor forma de hacerlo. Pues cada individuo es rico
en ciertos aspectos ¿Qué pasaría con la diversidad inter-cultural? No hay mejor
enriquecimiento que el que te puede aportar la experiencia de otras personas.
En cuando a los contenidos curriculares, es el profesorado el encargado de
buscarse la metodología adecuada para que cada alumno y alumna de su clase sea
capaz de entenderlo y extrapolarlo a su vida cotidiana, porque … ¿Para qué te sirve
adquirir unos conocimientos si luego no sabes utilizarlo, aplicarlo, ni transferirlo a tu vida?
-Maria Jesús Velázquez-
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