DE LA EDUCACIÓN BÁSICA A LA UNIVERSIDAD



Tal y como expresa la Comisión en el capítulo 6, es en los sistemas educativos donde se forjan las capacidades y las aptitudes para que las personas sigan aprendiendo. Para ello, la formación escolar y extraescolar, deben unirse y complementar a los sistemas educativos para conseguir una educación formal. Existen 3 fases de la educación, que son las siguientes:
  • Educación básica: donde se fragua las actitudes hacia el aprendizaje que duraran toda la vida.
  • Educación secundaria: donde los jóvenes se determinan en función de sus aficiones y aptitudes y adquieren las capacidades que les permitirán realizar plenamente su vida de adultos.
  • Educación superior: se crea, conserva y transmite el saber en los niveles más elevados. Las universidades deben mostrar el camino con periodos de estudios entreverados con periodos de trabajo.
A continuación, se explica de una forma más concreta estas 3 fases que nos presenta Delors en su libro.

Un pasaporte para toda la vida: la educación básica

Para empezar, se puede definir educación básica para los niños como una educación inicial (escolar o extraescolar) que abarca desde los 3 años hasta los 12 años. Esta participa en el porvenir colectivo para seguir aprendiendo. Es una etapa fundamental, ya que en ella se empieza a acometer las desigualdades entre los sexos.

Aún queda un largo camino para generalizar el acceso a la educación básica. Aunque es cierto que se ha conseguido aumentar el número de personas alfabetizadas, sigue habiendo 885 millones de personas sin alfabetizar. Es cierto que la diferencia entre sexos disminuye, pero sigue siendo escandalosamente elevada.

La educación es universal y específica. Para escapar a la segregación educativa que divide hoy el mundo, hay que colmar el “déficit de conocimientos”. Si se definen las capacidades cognoscitivas y afectivas que la educación básica debe trasmitir, los docentes podrán lograr que todos los niños, tanto en los países en desarrollo como en los países industrializados, adquieran un mínimo de capacidades en los principales ámbitos de las aptitudes cognoscitivas.

La etapa de preescolar es el inicio de socialización en los niños y niñas. Esta etapa contribuye a la igualdad y facilita la integración escolar. La educación de la primera infancia está todavía muy poco desarrollada en la mayoría de los países, y se puede integrar a través de programas de educación comunitaria.

La familia es la primera escuela del niño, pero cuando falta un entorno familiar o éste es deficiente, corresponde a la escuela mantener vivas, e incluso establecer las capacidades virtuales de aprendizaje. Los niños procedentes de medios desfavorecidos deben ser objeto de esfuerzos concertados por parte de los educadores. Cuando hay niños con necesidades específicas que no pueden ser atendidas dentro de la familia, corresponde a la escuela prestar la ayuda y la orientación especializada.


La enseñanza secundaria, eje de toda una vida

La enseñanza secundaria parece cristalizar buena parte de las esperanzas y críticas que suscitan los sistemas formales. Por una parte, se considera la vía principal de ascenso social y económico y por otra, se la acusa de no preparar a los adolescentes para la enseñanza superior, ni para el mundo laboral.

En esta etapa es donde se produce un aumento más rápido de escolarización. Pero el aumento de alumnos va acompañado de un aumento de fracaso escolar. Para que esto disminuya, se debe analizar las causas y darles una solución como, por ejemplo, introducir una enseñanza en equipo o recursos tecnológicos, entre otros.

La enseñanza secundaria es el periodo en el que se revelan y cuajan los talentos más variados. Por lo que hay que preocuparse más por la calidad de la enseñanza. Es preciso que los alumnos y alumnas puedan adquirir en la escuela el instrumental que les permita tanto dominar las tecnologías nuevas como hacer frente a conflictos y a la violencia. Hay que cultivar en ellos la creatividad y la empatía.

Los contenidos que se imparten en secundaria sirven para preparar a los jóvenes para los estudios superiores, dejando a un lado el trabajo y la vida. Uno de los objetivos debería ser la preparación para la vida activa. La formación profesional debe conseguir dos objetivos: la preparación para los empleos existentes en la actualidad y la capacidad de adaptación a empleos que ni siquiera son imaginables ahora.

La orientación profesional permite a los alumnos escoger entre diferentes ramas para el mundo laboral. La elección de una rama particular de la enseñanza profesional debería basarse en una evaluación seria que permitiera determinar los puntos fuertes y los puntos débiles de los alumnos.

Las misiones tradicionales y nuevas de la enseñanza superior

En la sociedad, la enseñanza superior es uno de los motores del desarrollo económico, creadora de conocimientos y principal instrumento de transmisión de la experiencia, cultura y científica. Su acceso es difícil, sobretodo económicamente, y su enseñanza es de dudosa calidad. Además, se encuentra en crisis, como se puede ver si observamos la tasa de paro de los titulados.

Las universidades no monopolizan ya la enseñanza superior, los sistemas nacionales actualmente son variados y complejos por lo que el aumento del alumnado y del número de establecimientos ha provocado un incremento de gastos. Las universidades pueden ayudar a resolver algunos de los problemas de desarrollo que se plantean a la sociedad.

Las instituciones de enseñanza superior mantienen un potencial de investigación de alto nivel en sus ámbitos de competencia, hacen progresar al saber. La investigación debe ser independiente y de calidad. Los establecimientos de enseñanza superior cumplen una función decisiva en la formación de los docentes, en el establecimiento de vínculos con los institutos pedagógicos y en la preparación de los profesores de formación pedagógica.

A los trabajadores se les exige cualificación, que sean capaces de resolver problemas nuevos y de tomar iniciativas, una cultura general y un conocimiento del entorno humano. Para ello las universidades han creado las ramas especialistas, donde el carácter pluridimensional asegura a los titulados una preparación adecuada para el mundo laboral.

Además, la universidad es la fuente que apaga la sed de conocimientos de aquellos que hallan en su propia curiosidad la manera de dar sentido a su vida. La universidad es abierta y da la posibilidad de aprender a distancia.

Marina Morón Mesa 

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